Biomecánica pediátrica
Entre niños y adultos hay grandes diferencias en cuanto a las características biomecánicas, ya que los niños no son simplemente pequeños adultos. Esto se aplica tanto a las proporciones corporales como a la fuerza de los huesos, músculos y tendones. Mientras que en el momento del nacimiento el tamaño de la cabeza representa aproximadamente una cuarta parte del tamaño del cuerpo, al llegar a la edad adulta esta proporción se reduce a una séptima parte.
A esto hay que añadir que la fuerza de la musculatura del cuello aumenta a medida que avanza el proceso de desarrollo de los niños. En el caso de los bebés, la musculatura del cuello aún no está suficientemente desarrollada para poder estabilizar la cabeza, proporcionalmente más grande. Debido a esta característica biomecánica, la forma más segura de transportar a los bebés es en una silla para bebés orientada hacia atrás.
En comparación con el cráneo de los adultos, el de los niños pequeños es menos resistente a traumatismos por impacto. Los huesos de los niños pequeños son más blandos y flexibles, y no todos los huesos del cráneo se han fusionado.
Las costillas de los niños pequeños también son más elásticas que las de los adultos. Así, un impacto provoca mayores deformaciones de las costillas, por lo que los órganos que estas recubren se pueden lesionar con mayor facilidad. A ello se añade que el pecho y la pelvis son más pequeños y, de esta forma, los órganos de la zona abdominal están menos protegidos por la caja torácica y la pelvis.