Deterioro de la capacidad de rendimiento y de la eficiencia
Entre los riesgos más graves del tráfico rodado se encuentra, además de conducir bajo los efectos del alcohol, el consumo de drogas como la marihuana. El problema: El principal ingrediente activo tanto de la planta del cannabis como de los productos a partir del cannabis es el tetrahidrocannabinol o THC, una sustancia psicotrópica que afecta a todo el sistema nervioso central y por lo tanto, influye en todos los sentidos humanos. «No debe, bajo ningún concepto, tomarse a la ligera», comenta el Dr. Thomas Wagner, responsable del organismo de inspección oficial reconocido encargado de la aptitud para la conducción de DEKRA. «Los consumidores de productos del cannabis que conduzcan un vehículo después de consumir esta sustancia psicotrópica, por un lado ponen en peligro la seguridad vial y, por otro lado, justifican también las dudas en cuanto a su aptitud para la conducción». Lo anterior se aplica con mayor razón al consumo regular o frecuente de la supuesta «droga relacionada con el estilo de vida». El cannabis y el tráfico rodado es uno de los temas que se analizan en el informe sobre seguridad vial 2022 de DEKRA «La movilidad de los jóvenes».
Además de limitar las oportunidades de formación y los riesgos para la propia salud, el consumo habitual de marihuana está vinculado a un elevado riesgo de accidentes en el tráfico rodado. «La medida en la que el consumo de cannabis está estrechamente relacionado con la conducción bajo los efectos de sustancias y un comportamiento de marcha peligroso» da que pensar al Dr. Thomas Wagner. Son proclives a ello, por ejemplo, las personas que buscan situaciones límite, que cuentan con una escasa capacidad de autocontrol o que presentan una estructura de la personalidad con afinidad al riesgo. «Las consecuencias de un consumo frecuente, habitual y sobre todo crónico de cannabis son complejas y pueden implicar tanto aspectos relacionados con la capacidad de rendimiento como con la eficiencia», destaca el experto de DEKRA y hace referencia, entre otras cosas, a resultados de estudios e investigaciones que ha recopilado y analizado junto con el profesor Dieter Müller, del instituto para legislación sobre transporte y comportamiento vial de Bad Dürrenberg, para realizar una contribución actual al tema del cannabis y la conducción en la revista sobre seguridad vial.
«Pueden verse afectados todos los procesos cognitivos importantes para una conducción segura», destaca el Dr. Wagner. Es decir, concentración, atención, capacidad de reacción, memoria a corto plazo y memoria funcional, así como psicomotricidad, percepción del tiempo y del espacio. En el ámbito de la capacidad de rendimiento es conocido desde hace ya tiempo el denominado «síndrome amotivacional» en los consumidores habituales. Dicho síndrome se manifiesta en forma de apatía, así como de pérdida de iniciativa, motivación, interés y afecta a la ejecución segura de la conducción. Tras el consumo de marihuana, las incapacidades para la conducción observadas afectan sobre todo al mantenimiento de la dirección, la regulación de la velocidad de marcha, así como a la gestión de las normas de prioridad en semáforos y cruces. Especialmente en el caso de jóvenes conductores y estrechamente relacionadas con el consumo de marihuana, se pueden constatar anomalías como: una conducción más lenta, pisar o cruzar con demasiada frecuencia la mediana con movimientos abruptos del volante y tiempos de reacción de más largos.