DISTRACCIÓN POR EL USO DE NUEVAS TECNOLOGÍAS

12 may 2022 Factor Humano

A pesar de la independencia de la que disfrutan los jóvenes que tienen permiso de conducir y vehículo propio, en muchos países el vehículo tiene ahora menos relevancia como símbolo de posición social entre los jóvenes y se ha reemplazado por el smartphone. Los que se lo pueden permitir disponen incluso de varios dispositivos que satisfacen la necesidad de formar parte de una nueva comunidad digital y estar localizable en todo momento, aunque esto también conlleva que se conduzca con el móvil en la mano. Otras fuentes de distracción son la presencia de acompañantes, conversaciones, la reproducción de música y distintas actividades dentro del vehículo.

Los resultados de un estudio realizado en 2018 por los profesores Erez Kita y Gil Luria de la Universidad de Haifa revelan que los conductores jóvenes participantes (de 17 a 22 años) interactuaron con sus smartphones durante la conducción 1,71 veces por minuto. En relación con el uso del teléfono móvil durante la conducción, además de escribir mensajes o realizar llamadas, los jóvenes conductores utilizan un gran número de funciones del teléfono. Según una encuesta en línea llevada a cabo en 2018 en Australia, la función del teléfono móvil más utilizada por los conductores jóvenes (en este caso, con una edad comprendida entre los 17 y 24 años) es la de reproducción de música, seguida de la lectura de mensajes de texto, la navegación GPS y el envío de mensajes de texto.
Encuestas realizadas a jóvenes conductores alemanes revelan asimismo que las actividades más frecuentes relacionadas con el uso del smartphone durante la conducción son las relacionadas con la música (por ejemplo, cambiar de canción mediante el móvil). En este estudio se encuestaron a personas con una edad comprendida entre 18 y 24 años que conducían un mínimo de 1.000 kilómetros al año. Aproximadamente el 65 % de los participantes declaró haber buscado música de vez en cuando durante la conducción. El 62 % de los jóvenes conductores admitió leer mensajes de texto durante la conducción, aunque la mayoría de los encuestados declaró hacerlo en raras ocasiones. El 46 % declaró haber leído o escrito mensajes de texto alguna vez al volante. El 11 % de los hombres y el 7 % de las mujeres reportaron realizar esta acción de forma regular. Estos resultados son coherentes con las conclusiones de otra encuesta. En ella, el 62,9 % de los conductores jóvenes de Europa del grupo de edad de 18 a 21 años admitió leer mensajes de SMS/correo electrónico o acceder a redes sociales durante la conducción. El uso del teléfono móvil para realizar llamadas está poco extendido entre los jóvenes conductores alemanes; de los conductores con edades comprendidas entre 18 y 24 años, el 24 % de los hombres y el 19 % de las mujeres admitieron realizar esta acción ocasionalmente mientras conducían. El envío de mensajes de voz es más usual (51 %).
Por lo general, los jóvenes conductores son más propensos a distraerse durante la conducción que los conductores de otros grupos de edad. Este grupo confiere asimismo más valor a la aceptación social y personal percibida de estas conductas. Estas tendencias se manifiestan de manera uniforme en Canadá, Estados Unidos y Europa. Una investigación basada en los datos de conducción de los adolescentes estadounidenses confirma las actividades secundarias mencionadas por los conductores jóvenes en las encuestas. En el 58 % de las secuencias de vídeo examinadas y escogidas al azar, los adolescentes estaban realizando al menos otra tarea además de conducir. La actividad secundaria más habitual —constatada en el 33 % de los trayectos— fue la interacción con un acompañante. Los conductores que viajan solos tienen al menos dos veces más de probabilidades de realizar una actividad secundaria que si conducen con un acompañante.

¿CÓMO SE VE AFECTADO EL COMPORTAMIENTO AL VOLANTE?

El conductor conduce distraído cuando su atención se centra en un aspecto distinto de la conducción. Las distracciones pueden comprender elementos visuales, acústicos, manuales y/o cognitivos. Por consiguiente, los efectos adversos que se pueden sufrir varían en función de la distracción. Diversos estudios sobre la conducción han demostrado, por ejemplo, que los conductores jóvenes (de 16 a 18 años) que llevan varias personas a bordo y conversan en voz alta desvían el doble de veces la vista de la carretera durante más de un segundo y corren un riesgo seis mayor de sufrir un accidente de tránsito grave. Escribir mensajes SMS incrementa tanto la carga motora como la cognitiva (al sostener y manejar el dispositivo), aumentando considerablemente el tiempo que la vista permanece alejada de la carretera y el número de cambios de carril omitidos e incrementando en gran medida la variabilidad de la posición dentro del carril y la distancia respecto a los vehículos precedentes. Por lo general, las distracciones visuales parecen ser más comunes que las distracciones cognitivas. Otros estudios asocian la distracción visual con una estabilidad direccional deficiente, tiempos de reacción más largos y variaciones de la velocidad.

DISTRACCIÓN Y PELIGRO DE ACCIDENTE

Las repercusiones que las distracciones pueden tener en el comportamiento al volante incrementanasimismo el riesgo de sufrir un accidente. Según un estudio de las tendencias de accidentes de tráfico entre los conductores jóvenes estadounidenses, en el 59 % de los accidentes observados, los conductores adolescentes estaban realizando otra actividad segundos antes de que se produjera el accidente. Entre las conductas causantes de distracción más comunes observadas en los momentos previos al accidente se cuentan la interacción con acompañantes (14,6 %), el uso de un teléfono móvil (11,9 %) y la realización de actividades en el interior del vehículo (10,7 %). En el período que duró el estudio (de 2007 a 2015), se registró un aumento considerable de los accidentes por alcance. En el caso de los accidentes ocasionados por el uso del teléfono móvil, el dispositivo se utilizó menos para hablar/oír y más para manejar/ver. Durante el período del estudio, en los accidentes por alcance aumentaron dos factores: el tiempo durante el que el conductor desviaba la vista de la carretera y la duración máxima al desviar la vista del tráfico. La evolución del uso de los teléfonos móviles experimentada a lo largo de los últimos años podría ser, por consiguiente, una de las causas, por ejemplo, del aumento de accidentes por alcance entre los jóvenes conductores.
Las distintas actividades secundarias realizadas por los jóvenes conductores varían en cuanto al riesgo que comportan. Un estudio de observación llevado a cabo en Estados Unidos revela que, de una amplia variedad de tareas secundarias, las actividades que comportan mayor riesgo de sufrir un accidente son asir o utilizar objetos durante la marcha y manipular el teléfono móvil. La combinación de ambas acciones multiplica el riesgo de accidente prácticamente por siete. La realización de una tarea secundaria durante la conducción está relacionada con un aumento del tiempo total durante el que la vista no se dirige a la carretera. El riesgo de accidente aumenta con ello un 28 % cada segundo que la vista permanece alejada de la carretera. La acción de desviar la vista de la carretera explica la relación entre manipular el móvil y el riesgo asociado que tienen los adolescentes de sufrir un accidente. El 41 % de los riesgos asociados con el uso del smartphone se atribuye al hecho de que el conductor no presta atención a lo que sucede en la carretera. El 59 % de los riesgos restantes se asocia a la carga corporal y cognitiva que ocasiona el uso del teléfono durante la conducción.

TechnoLA EXPERIENCIA DE CONDUCCIÓN SE ADQUIERE CON EL TIEMPO

Los resultados obtenidos en otro estudio estadounidense revelan la vinculación entre las distracciones durante la conducción y el peligro de accidente. Asimismo, se constató que en los cuasi-accidentes, la frecuencia de las actividades secundarias era considerablemente menor que la observada en los accidentes. Si la actividad secundaria no se hubiera llevado a cabo, la probabilidad de conseguir realizar una maniobra evasiva habría sido superior. Sin embargo, por lo que se refiere a las actividades secundarias y las maniobras de evasión, las diferencias constatadas entre los accidentes y los cuasi-accidentes no fueron tan evidentes como inicialmente se creía, y no pueden explicar por sí solas lo que distingue a un accidente de un cuasi- accidente.