Elevado efecto protector de los cascos en las pruebas de impacto

08 nov 2020 Ingeniería Automovilística

El beneficio potencial de los cascos de bicicleta para proteger la cabeza en caso de accidente es indiscutible. Al mismo tiempo, las cuotas de uso del casco en el mundo tienen una distribución muy heterogénea, como también se muestra claramente en el capítulo «Factor humano» a través del estudio realizado por el departamento de Investigación en materia de accidentes de DEKRA en diferentes capitales europeas.

Las razones por las que las personas llevan o no casco son diferentes y dependen de muchos factores. El aspecto físico o la posibilidad de despeinarse son tan determinantes como, por ejemplo, las experiencias personales, la cantidad de ciclistas en cada región o el tipo de bicicleta y el uso que se hace de ella, además del marco jurídico.
En principio, el mercado ofrece numerosos modelos y conceptos de cascos, con un rango de precios tan amplio como la oferta. Los requisitos básicos se definen en diferentes normas, por ejemplo, EN 1078, CPSC, JIS T 8134 o CAN/CSA-D113.2-M89 (R2014). Estas deben cumplirse en las regiones correspondientes. Sin embargo, más allá de estos requisitos básicos, los fabricantes tienen un amplio margen de libertad. Para obtener información sobre el comportamiento de amortiguación, DEKRA sometió diferentes cascos a una prueba de impacto en una serie de ensayos no estandarizados.
Con el fin de generar un valor añadido, se recurrió intencionalmente a una prueba que no está incluida en la norma europea EN 1078. Para ello, el casco se colocó sobre una cabeza de prueba de acero equipada con tecnología de medición, se posicionó en un ángulo de 30 grados con respecto a la vertical y se golpeó con un impactador redondo de cinco kilogramos. La altura de caída del impactador fue de uno y dos metros. De esta forma, la energía resultante que se transmitió al cuerpo fue de 50 y 100 julios, respectivamente. En los accidentes reales, estas cargas puntuales se producen, por ejemplo, cuando en una colisión la cabeza del ciclista choca contra piezas fijas del vehículo, como el montante A o el canto del techo sobre el parabrisas. Obviamente, la geometría de la superficie del vehículo no corresponde por lo general a la semiesfera del impactador, pero se pueden extraer conclusiones sobre el comportamiento de amortiguación en un impacto de este tipo.
Para la serie de pruebas, se compraron diferentes cascos en una gran on-line alemana de artículos para bicicletas y también se probaron dos cascos usados más antiguos. Todos los cascos clásicos mostraron un elevado efecto protector en las pruebas de impacto. La fuerza puntual transmitida por el proyectil de prueba se distribuyó eficazmente por toda la superficie a través de la calota y la estructura del casco hasta llegar a la parte interior que rodea la cabeza Además, mediante deformaciones y roturas de la espuma rígida de la calota, se absorbió energía y se redujo aún más la carga que actuó sobre la cabeza.

EN UNA CAÍDA ACTÚAN GRANDES FUERZAS SOBRE LA CABEZA.

El mejor resultado de la prueba lo obtuvo un casco actual de alta calidad con un sistema de protección para impactos multidireccionales (MIPS, por sus siglas en inglés) integrado. A modo de explicación: el MIPS fue desarrollado para absorber las fuerzas de rotación que se generan en la cabeza y en el cerebro durante un impacto. En la mayoría de los casos, la cabeza del ciclista no cae verticalmente sobre la carretera en un accidente, sino que choca con una cierta inclinación contra la superficie de la carretera. Debido a las fuerzas de rotación que se generan, se pueden producir daños en el cerebro. El objetivo del MIPS es contrarrestar y mitigar estas fuerzas de rotación. Para ello, se coloca en la parte interior del casco una capa móvil de plástico que se puede mover aproximadamente un centímetro en cualquier dirección. Por lo general, este sistema es compatible con todos los tipos de cascos y, en principio, el fabricante también puede readaptar con su sistema modelos. En el casco con MIPS probado, la fuerza que actuó sobre la cabeza fue de 3,8 kN. En un casco idéntico sin MIPS se midieron 4,0 kN, unos valores de carga algo más altos.
Para comprender cómo influye la edad del casco, se utilizó un casco de siete años comprado en un supermercado. La fuerza medida fue de 4,2 kN. Un casco de muy alta calidad de casi 21 años alcanzó un valor de 4,5 kN. Las fechas de producción de dos de los cascos para jóvenes comprados en otoño de 2019 eran enero de 2018 y diciembre de 2016. En el test, el casco más nuevo alcanzó el valor de 4,9 kN, pero el más antiguo solo 5,4 kN. Otro casco para jóvenes redujo la carga a 4,3 kN.
También se probó un casco que cumplía los requisitos para las bicicletas eléctricas rápidas con una velocidad máxima asistida de 45 km/h. En la prueba obtuvo unos valores de impacto de 4,8 kN y 5,1 kN, similares a los de los cascos normales. No obstante, gracias a su estructura diferente, cubre otros escenarios de impacto, por lo que la cabeza también está bien protegida en aquellos casos en los que los cascos clásicos llegan a sus límites.
Un casco airbag sometido a la prueba de impacto resultó inefectivo. Debido al peso del impactador, el material del airbag se rasgó puntualmente en una zona, lo que provocó una pérdida del gas de llenado y, por tanto, de la función protectora. En el marco de las pruebas realizadas, no se pudo determinar hasta qué punto se puede producir también una respuesta similar si se choca contra bordillos «afilados» o si la cabeza protegida por el airbag se introduce en un parabrisas astillado o entra en contacto con piezas estrechas pero rígidas del vehículo, como un montante A.