La seguridad vial de los jóvenes es un reto global

12 may 2022 Noticias y acciones

Con aproximadamente 175.000 jóvenes de entre 15 y 24 años que en 2019 perdieron la vida en carreteras de todo el mundo, este grupo de edad supuso en torno al 15 % de todas las víctimas mortales. El 80 % de los fallecidos fueron varones. Para reducir estas cifras, es necesario actuar en toda una serie de puntos, como señala este informe. Las medidas relativas a la tecnología de los vehículos y la infraestructura vial deberían tener una prioridad tan alta como una mayor conciencia del riesgo por parte de todos los usuarios de la vía.

Desde hace años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la entidad cofundada en 2009 Organisation Youth for Road Safety (YOURS) constatan que cada año mueren en todo el mundo más jóvenes de entre 15 y 29 años por accidentes de tráfico que como consecuencia del VIH/sida, la malaria, la tuberculosis o los asesinatos. Hasta hoy, apenas ha habido cambios. Aunque las cifras absolutas de las personas de ese grupo de edad que sufren la muerte o lesiones graves en accidentes de tráfico han disminuido a lo largo de los años, la proporción por cada 100.000 habitantes o un millón de habitantes sigue siendo mucho mayor que la media del resto de grupos de edad. La mayoría de los jóvenes accidentados son ocupantes de turismos o usuarios de motocicletas.
Los riesgos asumidos, ya sea consciente o inconscientemente, son conocidos: una velocidad excesiva, la sobrevaloración de las propias capacidades, el consumo de alcohol o drogas y las distracciones son factores tan determinantes como no abrocharse el cinturón de seguridad o no usar casco. Cuando además los conductores noveles circulan por pequeñas vías interurbanas, con curvas estrechas y probablemente al volante de un vehículo más antiguo y con defectos técnicos, el riesgo de accidente se multiplica.
Para poder contrarrestar esta tendencia de manera eficiente y duradera, todos los implicados deben aunar esfuerzos. La tecnología de los vehículos, la infraestructura vial, la legislación y los controles de tráfico, la educación vial con todas sus campañas y la formación en las autoescuelas, así como muchas otras medidas en el ámbito de la prevención y la mitigación de las consecuencias de los accidentes, son factores importantes. Tampoco se deben olvidar las inspecciones periódicas de los vehículos para garantizar la operatividad de los componentes mecánicos y electrónicos de los sistemas de seguridad del vehículo. Con todo y pese a todas las medidas, en un futuro previsible las personas al volante seguirán constituyendo el factor más decisivo a la hora de producirse un accidente.

CONVIVENCIA JUSTA

Un comportamiento responsable, la atención constante puesta en el tráfico, la valoración correcta de las propias capacidades y un alto grado de aceptación de las normas por parte de todos los usuarios de la vía pública son imprescindibles. No en vano, el Código de Circulación alemán recoge lo siguiente: «Toda persona que participe en el tráfico debe comportarse de forma que no perjudique, ponga en peligro u obstruya o moleste a nadie más de lo inevitable según las circunstancias».
Es un hecho que a los jóvenes les falta experiencia en el tráfico. A menudo, apenas recorren unos pocos miles de kilómetros al año. La encuesta de DEKRA llevada a cabo por Forsa que se cita en este informe varias veces ha revelado, por ejemplo, que el 40 % de los conductores de entre 18 y 24 años recorre de media menos de 5.000 kilómetros al año, y un 25 % recorre entre 5.000 y 10.000 kilómetros. La experiencia insuficiente tiene como consecuencia que los jóvenes conductores no reaccionan en muchas situaciones como esperarían los más «experimentados », que a su vez expresan su enfado conduciendo a muy poca distancia o dando bocinazos —un comportamiento nada infrecuente—. Esto explica que, en el marco de la encuesta de Forsa, un 84 % de los participantes de entre 18 y 24 años deseara más consideración por parte del resto de usuarios de la vía. El 79 % desearía un comportamiento menos agresivo. Es cierto que este tipo de conducta también se observa de vez en cuando entre los usuarios más jóvenes de la vía, pero la mayoría —y esto debe recalcarse explícitamente— circula con discreción y respetando las normas.