Uso no autorizado de vehículos a motor por parte de niños

26 abr 2019 Ingeniería Automovilística
«Un niño de nueve años conduce por la noche hasta la feria con el coche de sus padres»; «Un niño de doce años recorre 1.300 km a través de Australia con el coche de sus padres»; «Un niño de siete años se sube al tractor de su vecino y emprende un largo viaje»: todos estos son titulares familiares que, por lo menos, sugieren que afortunadamente no ocurrió nada grave. Así, los lectores simplemente se olvidarán con una sonrisa de estas «travesuras de niños ». No ocurrirá lo mismo con los padres, que en momentos así no solo se preocupan enormemente por la integridad de sus hijos sino también por todo lo que podría haber ocurrido si en el trayecto por el espacio vial público se hubiese producido un accidente y, además, otros usuarios de la vía pública se hubiesen visto implicados.
Por regla general, no solo es indispensable supervisar a los menores de edad, sino que antes de abandonar un vehículo a motor, este debe asegurarse contra un uso no autorizado. Para ello, la normativa exige el uso de dispositivos de seguridad especiales en combinación con un inmovilizador. Limitarse a cerrar las puertas no cumple este requisito, que solo sirve para ponérselo difícil a los ladrones de vehículos.
En definitiva, lo importante es, por lo menos, no dejar la llave de encendido a la vista en casa y evitar así «invitar» a los niños a dar un paseo en coche. Ante los deseos precoces de algunos niños por usar el coche, también puede ser aconsejable guardar la llave de forma segura para evitar un uso no autorizado.
Mientras tanto, surge un nuevo área de conflicto: en los mercados de todo el mundo, están en auge los dispositivos móviles con tracción eléctrica agrupados bajo el término colectivo de «vehículos de movilidad personal» que, con sus diferentes diseños, ya se pueden encontrar en muchas metrópolis del planeta. Ya sea como vehículo propio o de alquiler, los jóvenes y los adultos amplían así su movilidad individual siguiendo la moda actual. Naturalmente, los niños observarán a este grupo de personas y querrán probar cuanto antes estos nuevos vehículos y, después, usarlos ellos mismos con frecuencia. Independientemente del marco legal establecido, los límites deben ser más estrictos de lo que algunos niños podrían desear.