La movilidad a lo largo del tiempo
La movilidad a lo largo del tiempo

Cada víctima de accidente de tráfico es una de más

Desde los primeros automóviles sencillos hasta los vehículos altamente automatizados e interconectados, la movilidad en las carreteras del mundo es un reflejo del progreso técnico, los cambios sociales y los desafíos globales, incluida la seguridad vial. En cualquier caso, la cifra de aprox. 1,2 millones de víctimas mortales en accidentes de tráfico a nivel mundial deja bien claro que no se pueden reducir los esfuerzos por implementar medidas eficientes para evitar los accidentes y mitigar sus consecuencias.

17 de agosto de 1896, cerca del Crystal Palace en el sur de Londres: Bridget Driscoll, una mujer de 44 años, se disponía a cruzar a pie la calle cuando, de repente, fue atropellada por un carruaje a gasolina. Según declaraciones de los testigos, el vehículo circulaba «a una velocidad imprudente y casi como un coche de bomberos». Las lesiones que sufrió Bridget Driscoll en la cabeza fueron tan graves que falleció allí mismo, y ha pasado a la historia como la primera víctima de un accidente en el que estuvo involucrado un automóvil. En el juicio que se celebró posteriormente, el causante del accidente se justificó, entre otras cosas, alegando que solo conducía a algo más de 6 km/h: el Roger-Benz, como se llamaba el vehículo, apenas alcanzaba una velocidad máxima de 8 km/h. El juez fue clemente y absolvió al acusado, y expresó sus esperanzas de que nunca más volviese a producirse un accidente tan trágico. Un noble deseo, como se vería poco después. Porque la historia de la movilidad hasta nuestros días no solo va acompañada de desarrollo e innovación, sino también de altas cifras de víctimas.
Por ejemplo, como se puede leer en la publicación de la oficina federal de estadística alemana del año 2006, el gobierno del Reich alemán tuvo que introducir a partir del 1 de abril de 1906 una «Estadística sobre los incidentes perjudiciales ocurridos durante la circulación de vehículos de motor». En enero de 1907 también se realizó por primera vez un inventario del parque de vehículos. Para la primera fecha de referencia, la estadística registró 27 026 vehículos matriculados, de los cuales 15 954 eran motocicletas, 957 camiones y 10 115 turismos. El primer año del informe de la estadística sobre accidentes de tráfico (de octubre de 1906 a septiembre de 1907) se contabilizaron 4864 accidentes, en los que 145 personas perdieron la vida y 2419 resultaron heridas. En los años 1906/1907 el 85 por ciento de las muertes en accidentes de tráfico se produjeron en accidentes con turismos, aunque en aquella época la proporción de turismos en el parque móvil era tan solo del 37 por ciento. El 1 de julio de 1928, la estadística contabilizó ya 933 312 vehículos a motor, de ellos 351 380 turismos, 334 314 motocicletas y 121 765 camiones. Ese año fallecieron 3447 personas en accidentes con automóviles, y 1516 en accidentes con motocicletas. En relación con las cifras del parque de vehículos, en los primeros años conducir un coche era bastante más peligroso que hoy.

DEKRA corrobora pronto la importancia de la seguridad vial

Muchos de aquellos accidentes pudieron suceder como consecuencia de deficiencias técnicas. No en vano, el 15 de agosto de 1928 la publicación de DEKRA dedicó un artículo a la importancia de la inspección de vehículos, titulado «¡Prevenir!». Entre otras cosas, dice:
«Muchas colisiones, especialmente en el tráfico en las grandes ciudades, se deben al estado deficiente de los frenos y la dirección. Si, gracias a la labor preventiva de los ingenieros de control, se pudiesen subsanar estas deficiencias y, con ello, restablecer la seguridad vial de los vehículos, el trabajo de estos profesionales ya habría merecido la pena. Se reduciría el riesgo para las vidas humanas y se preservarían importantes valores de la riqueza nacional. […] Por lo tanto, un control objetivo y pertinente de los vehículos a motor es favorable para el desarrollo adecuado de la industria de transporte; no solo es beneficioso para los propietarios de los vehículos, sino también para el sector asegurador, la industria y la seguridad del tráfico; se trata de un medio de prevención eficaz en el sentido más amplio de la palabra y, por este motivo, debería promocionarse también en los círculos que todavía están al margen».
Desde el principio, además de la inspección de vehículos, DEKRA ha proporcionado a sus socios y clientes mucha información sobre el manejo seguro de los vehículos a motor. En este sentido, resulta interesante también un artículo de la publicación de DEKRA del 15 de julio de 1929 sobre «El aumento de los accidentes de coche » junto con «Reflexiones sobre el origen y la causa » y «Propuestas de prevención y restricción». Muchas de ellas siguen siendo actuales.

Como causa principal de los accidentes se enumeran las deficiencias técnicas en los vehículos, los errores humanos como la fatiga o el consumo de alcohol, una formación insuficiente de los conductores «fuera del ámbito de una autoescuela », una regulación de tráfico deficiente, las malas condiciones de la calzada y el comportamiento imprudente de los peatones.

Al mismo nivel que los accidentes causados por el alcohol se califican los siniestros «causados por una conducción imprudente, especialmente por conductores jóvenes, y las carreras en las carreteras secundarias y las calles de las grandes ciudades». Sobre el tema de los peatones, el autor señala que «son reticentes a la hora de asimilar las nor mas de tráfico y solo las aceptan a regañadientes». Por su edad, el peatón se siente como el «auténtico dueño y señor de la calle» y «se resiste a abandonar esta posición». De nuevo se subraya que los vehículos viejos y el mantenimiento deficiente aumentan el riesgo de accidentes. Las propuestas de mejora de DEKRA de aquella época incluyen, entre otras cosas, controles más estrictos, una mejor formación de los conductores, la optimización de las normas de circulación y medidas preventivas, como señales de advertencia en puntos peligrosos.

Transformación constante de la movilidad

En la década de 1920, con la producción de automóviles en masa, comenzó la marcha triunfal de la movilidad motorizada en todo el mundo. Especialmente en Europa y Norteamérica, el coche se convirtió en un nuevo símbolo de progreso técnico y modernización social. Sin embargo, la infraestructura viaria todavía se encontraba en un estado de desarrollo temprano, y los vehículos estaban equipados únicamente con sistemas sencillos de frenos y alumbrado. En las décadas siguientes a la Segunda Guerra Mundial, el coche pasó de ser un producto de lujo a convertirse en un medio de transporte de masas. Muchos países crearon programas de infraestructura para la construcción o ampliación de carreteras. Con el aumento de la globalización a partir de la década de 1980, numerosos países emergentes, como China o India, también alcanzaron un alto grado de motorización, mientras que en los países industrializados se ponían de manifiesto los primeros problemas del tráfico masivo. La congestión del tráfico, la contaminación atmosférica y los accidentes hicieron que aumentase la concienciación sobre los costes sociales y ecológicos de la movilidad en automóvil.
El siglo XXI marca un profundo cambio en la movilidad. Desde entonces, la atención se centra cada vez más en temas como la digitalización, la protección del clima y los nuevos conceptos de uso. Las ofertas de sharing, la micromovilidad y el control digital del tráfico adquieren cada vez más importancia. Mientras que, sobre todo, los países industrializados tienden hacia conceptos de movilidad totalmente automatizados e interconectados, muchos países del Sur Global todavía se enfrentan a retos muy distintos. Entre ellos, por ejemplo, falta de infraestructura, flotas de vehículos obsoletas, altas cifras de accidentes y, en consecuencia, poca seguridad vial.

Principales objetivos de las Naciones Unidas

Para reducir en la medida de lo posible la cifra de víctimas mortales en accidentes de tráfico en el periodo de 2021 a 2030, las Naciones Unidas acordaron en noviembre de 2017 doce objetivos voluntarios que forman parte, en mayor o menor medida, del «Global Plan for the Second Decade of Action for Road Safety 2021-2030».
Es evidente que el trabajo para aumentar la seguridad vial no debe consistir en un accionismo a corto plazo, sino que solo tendrá éxito si se concibe como un proceso permanente, como ha demostrado una y otra vez la experiencia de las últimas décadas. Se trata, sobre todo, de una interacción entre medidas técnicas, organizativas e infraestructurales para la prevención de accidentes y la mitigación de sus consecuencias.
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