Desafíos en los tiempos de la coducción automatizada
Las posibles formas y contextos de la conducción automatizada ocupan actualmente una posición destacada en los debates sociales y técnicos. No obstante, los expertos siguen estando bastante en desacuerdo sobre los plazos en los que podrán recorrerse los diferentes niveles que llevan a la autonomización, también en el caso de los vehículos a motor privados. Mientras que los pronósticos progresistas asumen que para 2050 más del 40 % de todos los vehículos a motor estarán altamente automatizados (algunos de ellos, incluso con un grado de automatización total), las predicciones conservadoras prevén una proporción de un 30 % en el mejor de los casos. Entre ellos, según un estudio de Prognos AG, solo una parte muy pequeña corresponderá a un verdadero «tráfico puerta a puerta» sin ningúntipo de intervención de un conductor humano. Desde el punto de vista actual, cabe esperar por un tiempo indefinido un tráfico mixto de vehículos con distintos niveles de tecnologías y unas infraestructuras desarrolladas de forma diferente. En esta estructura de tráfico, los usuarios de vehículos de dos ruedas seguirán circulando como usuarios de la vía pública con los mismos derechos.
Zwicker, L. et al. (2019) abordan en una publicación actual la comunicación entre los vehículos a motor automatizados y los otros usuarios de la vía pública. El artículo examina diferentes formas de comunicación en el marco de la creciente automatización. Una cuestión importante en este contexto es si el diseño de los vehículos automatizados debería orientarse según los medios de comunicación conocidos hasta el momento o si son posibles otras formas más claras de comunicación. Por ejemplo, hay que preguntarse si un automóvil que conduce de forma automatizada puede reconocer medios de comunicación informales y no basados en la tecnología, como las señales con las manos o el contacto visual, o si las intenciones de los ciclistas deben señalizarse con la ayuda de la tecnología —por ejemplo, mediante intermitentes o luces de freno— para que se reconozcan claramente.
En general, se observa que la comunicación en el tráfico rodado es especialmente eficaz si no solo se comunica un estado (el peatón/ciclista es reco-nocido por el automovilista/vehículo automatizado), sino también la intención (el peatón/ciclista va a cruzar la calle), ya que los mensajes de estado pueden malinterpretarse más fácilmente. La interpretación correcta de un mensaje depende, entre otras cosas, del flujo del tráfico, el clima del tráfico, la capacidad de reconocimiento de los usuarios de la vía pública y el nivel de claridad y comprensión de las señales. Todavía es necesario seguir investigando este tema porque, incluso en la era de la conducción automatizada, los patrones de comunicación entre los vehículos a motor y los usuarios de vehículos de dos ruedas deben diseñarse de forma segura.