El uso correcto del casco reduce considerablemente el riesgo de lesiones graves en la cabeza en caso de accidente

08 nov 2020 Ingeniería Automovilística

Para probar y mostrar los beneficios potenciales de los cascos para bicicletas en escenarios reales de accidentes, DEKRA y otras empresas han realizado numerosas simulaciones de accidentes en el pasado. Con la creciente popularidad de los patinetes eléctricos, cabe preguntarse si los cascos para bicicletas también podrían tener un efecto protector en este caso.

Con este objetivo, se realizaron tres pruebas en el Crash Test Center de DEKRA. Se simuló el choque de un patinete contra un bordillo y la posterior caída del usuario, representado por un maniquí para simulaciones de accidentes Hybrid III. En la primera prueba, la cabeza del maniquí estaba desprotegida, mientras que en la segunda se utilizó un casco. En la tercera prueba se utilizó un casco airbag, una solución que permite ahorrar espacio y resulta muy práctica en el área de la movilidad de la «última milla».

EL AJUSTE DE UN CASCO ES DECISIVO PARA SU EFECTO PROTECTOR.

En un accidente de tráfico real, el conductor del patinete habría sufrido graves lesiones en la cabeza por no llevar casco.
La medición de los valores de impacto se realizó a través de los sensores estándar del maniquí. Para ello, se midieron los valores de aceleración que actúan sobre la cabeza. La transformación de los valores de aceleración en el riesgo de lesiones se realiza mediante el valor del criterio de lesión encefálica (HIC, por sus siglas en inglés). El motivo de su uso: en un accidente, la cabeza humana está expuesta a diferentes cargas, que a veces se superponen. Entre ellas se encuentran fuerzas de traslación y de rotación que afectan principalmente a las masas ósea y cerebral. En función de la carga, se producen desplazamientos relativos de la masa cerebral en el cráneo que pueden ocasionar lesiones de leves a graves. Para evaluar y comparar la gravedad de las lesiones se desarrolló el HIC, que es adimensional.
En los ensayos de choque, este criterio se determina mediante un maniquí o, en algunos casos, en simulaciones. Se basa en la combinación de la magnitud y el tiempo de actuación de la desaceleración, que, en caso de accidente, actúa sobre la cabeza en todos los ejes espaciales. El tiempo de actuación es decisivo para la influencia de la aceleración en el riesgo de lesiones craneales o cerebrales irreversibles. Si se produce una breve colisión de unos 15 milisegundos de la cabeza contra un objeto, un valor HIC15 de 1.000 describe una probabilidad de un 50 % de sufrir una lesión irreversible. En el caso de una desaceleración que actúa durante más tiempo y sin un impacto directo y duro en la cabeza (tiempo de actuación de unos 36 milisegundos), el valor HIC36 de 700 es un valor límite determinante de un riesgo del 50 % de sufrir una lesión irreversible no tolerable.
En caso de caídas con un patinete, el casco también ofrece una protección relativamente alta contra las lesiones.
En la simulación del accidente sin casco, la aceleración medida en el impacto de la cabeza contra el suelo fue muy alta: el valor HIC36 fue de 5.282. Con un valor como el medido en la prueba se pueden esperar lesiones en la cabeza de graves a mortales. En la segunda prueba, el maniquí llevaba un casco para bicicletas. De esta forma, las cargas en la cabeza se redujeron a un valor HIC36 de 122, con lo que el riesgo de una lesión grave en la cabeza disminuyó considerablemente. En la tercera prueba, el algoritmo de activación del casco airbag reconoció la caída del maniquí y el airbag se desplegó. El valor HIC36 de 169 registrado en esta prueba tampoco deja lugar a dudas: el riesgo de lesiones graves en la cabeza es muy bajo.
Dado que un maniquí no puede realizar reacciones defensivas como apoyarse con la mano, que serían probables en una persona sobria con un comportamiento de reacción normal, las cifras obtenidas en todas las pruebas se encuentran en el rango superior de los valores que cabría esperar. De todos modos, el enorme potencial de protección de un casco convencional o un casco airbag resulta evidente. Es posible que el casco airbag tenga un efecto adicional que no se puede demostrar en las pruebas. Según un estudio de la Universidad de Stanford, el gran volumen del airbag contribuye a reducir el riesgo de una conmoción cerebral en comparación con los cascos de bicicleta convencionales.
En conclusión, se puede afirmar claramente que llevar de forma correcta un casco de bicicleta reduce significativamente el riesgo de sufrir lesiones graves en la cabeza en caso de accidente, tanto si hay otra parte involucrada como si se trata de una caída sin otros implicados. En las pruebas de simulación del choque entre un turismo y una bicicleta realizadas por DEKRA, el casco airbag mostró claras deficiencias para detectar el impacto (véase también el ejemplo de accidente, Turismo colisiona con bicicletal). Estas deficiencias también aparecieron en ensayos realizados por otras organizaciones de pruebas, por lo que no se puede hablar de un caso aislado. En caso de caídas, sin embargo, la activación es muy fiable y el nivel de protección es por lo menos equivalente al del casco convencional. El casco airbag puede ser una alternativa para las personas que no quieren llevar un casco convencional por no despeinarse o porque no encaja con su ideal de belleza, o porque, debido a su tamaño, resulta poco práctico si se usan varios medios de transporte en los desplazamientos al trabajo.
Sin embargo, las pruebas también han demostrado que los cascos no solo protegen al circular en bicicleta. También tienen su razón de ser en vehículos de movilidad personal y deberían llevarse en cada viaje. Además, las pruebas refuerzan la idea de que llevar un casco viejo es mejor que no llevarlo; pero, si se quiere contar con una protección óptima, debe prestarse atención a las instrucciones del fabricante sobre la sustitución del casco después de un determinado período de uso. En los cascos probados, la vida útil recomendada era de entre tres y cinco años. Por ello, deberían sustituirse con mayor frecuencia los cascos muy gastados, como los infantiles y los juveniles, que constantemente se caen al suelo. Aunque los fabricantes establecen la fecha de compra como el inicio de la vida útil, al comprar un casco es conveniente comprobar la fecha de fabricación, que debe constar obligatoriamente, para asegurarnos de que no ha pasado demasiado tiempo en un almacén.
El ajuste del casco también juega un papel importante. Al igual que ocurre con los zapatos, hay diferencias entre fabricantes y modelos. Por ello, es muy importante probar y comparar. El casco más caro y ganador de numerosas pruebas será inútil si, debido a un mal ajuste, no se utiliza o su efecto protector no se puede aprovechar totalmente.
El casco airbag se activó eficazmente en la caída simulada.