Las vacaciones en un hogar rodante tienen que estar bien preparadas
Una casa sobre ruedas pone mucho más peso sobre la balanza que un vehículo normal, es más larga, más ancha y más alta, además de exigir un comportamiento en carretera muy diferente. «Lo que puede dar lugar a decisiones erróneas y situaciones críticas mientras se viaja», advierte Luigi Ancona, investigador de siniestros de DEKRA. «Debido a las mayores dimensiones del vehículo, se debe prestar especial atención, sobre todo a la hora de maniobrar. Se aconseja tomar las curvas más cerradas con suficiente amplitud», nos comenta el experto: «Como conductor de autocaravana tiene que tenerse siempre muy presente la altura del propio vehículo y prestar atención a las indicaciones de altura, para que pasos subterráneos, puentes o entradas de aparcamientos no se conviertan en trampas».
Sobre todo los conductores ocasionales de autocaravanas deben familiarizarse bien con el vehículo antes de ponerse en marcha, en el mejor de los casos incluso mediante una formación especial en seguridad de conducción. Los conductores y conductoras deben adaptarse a una distancia de frenado más larga. También hay que acostumbrarse al centro de gravedad más alto, que permite una menor velocidad en las curvas y dificulta el realizar una maniobra evasiva. Debido a la menor capacidad de aceleración de las autocaravanas, los expertos nos desaconsejan por lo general realizar maniobras de adelantamiento en las carreteras secundarias con un solo carril.
Las autocaravanas ofrecen también mayores superficies de resistencia al viento lateral. Incluso un fuerte golpe de viento en una posición expuesta o un cambio repentino en las condiciones de viento durante una maniobra de adelantamiento pueden ocasionar que la autocaravana se desvíe de su carril. «Hacer frente al viento lateral quiere decir: sujete bien el volante, suelte el acelerador y frene con delicadeza. Por lo general ambas manos deben ir sobre el volante», aconseja Ancona.
Esto es algo frecuente en los trayectos con mucha pendiente. Cuando se conduce por una pendiente ascendente es recomendable cambiar de marcha con suficiente antelación. Cuesta abajo se debe conducir con la ayuda del efecto de frenado de una marcha más baja para cuidar los frenos y si el cambio es automático, conducir usando el modo manual. En caso de que disminuya el efecto de frenado por recalentamiento, haga una pausa de inmediato. En determinadas circunstancias puede ser aconsejable evitar los pasos demasiado empinados. Si el vehículo está equipado con un control de descenso de pendientes, antes de iniciar el viaje es imprescindible leerse el manual de instrucciones y aprender cómo funcionan las particularidades del sistema correspondiente.