Límites de velocidad flexibles y advertencias adaptadas a las situaciones
Las medidas infraestructurales deben llegar más allá del desarrollo del entorno vial. Especialmente respecto al exceso de velocidad como causa frecuente de siniestros viales, se deben incluir en estas medidas tanto la gestión específica del flujo de tráfico como la gestión de la velocidad adaptada. Sean límites de velocidad variables, avisos sobre peligros meterológicos y atascos, cierre de carriles, informaciones sobre el transporte público de cercanías o sistemas de aviso de desvío por atasco: los ejemplos muestran que existen amplias posibilidades de influir en el flujo del tráfico. Las futuras interacciones entre los vehículos y redes de comunicación vial (palabra clave: carretera secundaria 4.0) sobrepasarán en gan medida el actual estatus quo.
Las ventajas son evidentes: límites de velocidad, advertencias y avisos podrán ser adaptadas a cada situación así que la información recibida por los conductores será la verdaderamente relevante y oportuna sin necesidad de ser selecionada o analizada por estos últimos. De esta manera se podrían emplear informaciones estáticas como, por ejemplo, 80 km/h en calzada mojada, 100 km/h entre los 22 y 6 horas o avisos de atascos. También es posible evitar la formación de un atasco mediante una regulación especifíca del límite de la velocidad máxima. Si en el curso de la circulación el tráfico se volviese más intenso provocando un riesgo elevado de atasco, se podría limitar la entrada de más vehículos mediante una reducción adecuada de la velocidad máxima. No se pueden evitar todos los atascos de esta manera, pero si se puede alcanzar un flujo de circulación óptimo respecto a cada intensidad de tráfico.
Condición indispensable será, que todos los usuarios de la vía pública respeten estas normas. Las experiencias confirman de forma reiterada que los límites de velocidad variables tienen una mejor aceptación que las indicaciones estáticas.