Los hombres corren más riesgo

12 may 2022

Hay cuatro factores predominantes en la siniestralidad juvenil de muchos países del mundo: ser varón, desplazarse en coche o moto, circular a una velocidad excesiva y haber consumido alcohol. Es cierto que, en muchos casos, el número de fallecidos o heridos graves en accidentes de tráfico de entre 15 y 24 años ha descendido notablemente en los últimos diez años. Sin embargo, si se contemplan estas cifras en relación con un millón de habitantes del mismo rango de edad, se observa que casi siempre están muy por encima de la media de los demás grupos de edad.

Un chico de 18 años choca con un árbol, un joven de 23 años en estado de embriaguez se sale de la calzada, una chica pierde el control de su vehículo… apenas pasa un día sin que se lean titulares de este tipo en los medios de comunicación. Y esto ocurre en todo el mundo. Según el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Washington en Seattle, en 2019 —año del que proceden las cifras más recientes del IHME— fallecieron unas 175.000 personas de entre 15 y 24 años en accidentes de tráfico en todo el mundo (gráficos 2 y 3). De estas, 95.000 correspondían a Asia, unas 40.000 a África, más de 25.000 a América y alrededor de 10.000 a Europa. Los accidentes de tráfico se cobraron las vidas de unas 105.000 personas de entre 20 y 24 años en todo el mundo, y de 70.000 jóvenes de entre 15 y 19 años.
Nada menos que el 80 % de las víctimas mortales de estos dos rangos de edades eran hombres; solo un 20 % eran mujeres. En total, los jóvenes entre 15 y 24 años supusieron alrededor del 15 % de todos los fallecidos en carretera en 2019. El riesgo es particularmente elevado si se circula en moto o automóvil. El IHME estima que en 2019 murieron en todo el mundo un total de 123.000 jóvenes de entre 15 y 24 años en uno de estos dos medios de transporte. Esto asciende al 70 % de todas las muertes en carretera correspondientes a ese grupo de edad.
Las cifras indicadas probablemente no sean fiables con toda exactitud, ya que parte de ellas son estimaciones, como se indica en la herramienta en línea del IHME «GBD Compare ». A pesar de ello, muestran una tendencia que también se confirma al observar las estadísticas y los estudios de otras instituciones: las personas jóvenes corren un gran peligro en el tráfico rodado, especialmente si son principiantes.

TENDENCIA CLARAMENTE POSITIVA

Si se contempla la evolución general sin consideración de la edad, los análisis de distintas estadísticas nacionales oficiales de accidentes realizadas a partir de la base de datos actual International Road Traffic and Accident Database (IRTAD) del Foro Internacional del Transporte demuestran que entre 2010 y 2019 la cifra de muertes en carretera descendió en la mayoría de países participantes en la IRTAD aquí indicados. La disminución fue muy marcada en Suiza, con un 43 %, y en Corea del Sur, con un 39 %. En cambio, en EE. UU. el número de víctimas mortales pasó de casi 33.000 en 2010 a rozar los 36.100 en 2019. Esto representa un incremento de casi el 9,5 %. Y, por si fuera poco, mientras que en casi todos los países que formaban parte de la IRTAD la mortalidad en carretera siguió a la baja en 2020, el primer año de la pandemia, en EE. UU. volvió a subir un 7,2 %, alcanzando los 38.680 fallecimientos.
Si se considera al grupo de 15 a 24 años de edad, entre 2010 y 2019 se registró una disminución de las muertes en carretera en todos los países de la IRTAD, a excepción de Chile. En algunos casos, este descenso superó incluso el 60 %. Además, la reducción correspondiente a este rango de edad fue en casi todas las partes notablemente superior a la registrada en la cifra general de muertos en carretera. Lo mismo ocurre con la cifra del grupo de entre 15 y 24 años respecto a 100.000 habitantes. De ello se desprende la efectividad de las medidas específicas introducidas en numerosos países con el fin de proteger a este grupo de edad sujeto a un mayor riesgo. Aquí también encabezan la estadística los países que practicaron una política de seguridad vial eficaz y lograron reducir el número de víctimas mortales de accidentes de tráfico en todos los grupos de edades (gráficos 4 y 5).
A pesar de todo, los usuarios jóvenes de la vía pública constituyen un grupo de especial riesgo en la mayoría de los países estudiados, exceptuando Japón y Corea, donde la tercera edad es la más susceptible de sufrir accidentes de tráfico. A la cola de la lista se encuentra Francia, aunque también en este país se constatan éxitos destacables desde 2010.
Factores de riesgo más o menos acusados en la mayoría de los países fueron el exceso de velocidad, la falta de experiencia, la sobrevaloración de las propias capacidades, la subestimación de los peligros en carretera, el consumo de alcohol y la conducción sin cinturón de seguridad. En EE. UU., por ejemplo, un 45 % de las víctimas mortales en 2019 correspondientes al grupo de 15 a 20 años de edad no llevaba puesto el cinturón,y un 24 % había bebido alcohol. En Canadá, un 54 % de los jóvenes de entre 15 y 24 años fallecidos en 2019 tampoco llevaba el cinturón.

HAY QUE SEGUIR ALERTA A PESAR DEL DESCENSO DE LA SINIESTRALIDAD

Si se observa la divergencia entre las víctimas mortales de cada rango de edades por cada 100.000 habitantes respecto al promedio de todas las edades, se observa que los jóvenes de entre 15 y 17 años están por debajo de la media de la población en todos los países participantes en el estudio. Esta circunstancia cambia en el grupo de entre 18 y 20 años de edad. El único país donde la tasa de mortalidad queda significativamente por debajo de la media es Corea; el resto de países estudiados la supera, a veces de forma sustancial. Polonia tiene el valor más elevado: un 7. Aquí, el grupo de entre 18 y 20 años casi duplica el valor general registrado de media y ya de por sí elevado de todos los grupos de edades.
También el grupo entre 21 y 24 años arroja una cifra elevada en la mayoría de países. Las divergencias al alza más marcadas correspondieron a EE. UU., Francia, Polonia y Portugal. Llama la atención que en Portugal la franja anterior de edad logró un resultado bastante satisfactorio, de solo 0,1 puntos por encima de la media. Corea, Japón y Suiza quedaron por debajo del promedio.
Esta forma de evaluación permite una representación diferenciada por países de los grupos de edad especialmente críticos. Si se estudian detalladamente los distintos parámetros de influencia se puede establecer una comparación entre los distintos países, lo que permite detectar problemas específicos y al mismo tiempo desarrollar propuestas para lograr mejoras concretas (gráfico 6).
El panorama es heterogéneo en lo referente a los medios de transporte que más riesgo entrañan para los jóvenes. Mientras que en 2019, el porcentaje de jóvenes fallecidos en las carreteras polacas representó casi un 15 %, el porcentaje correspondiente a ocupantes de turismos fue del 22,5 %, y solo un 3,1 % eran ciclistas. A diferencia de esto, en Australia el porcentaje de jóvenes muertos en turismos respecto a la totalidad fue similar, de un 20,7 %, pero la proporción de ciclistas fallecidos alcanzó un 20,5 %, la cifra más alta de todos los países estudiados. En resumen, queda patente que los jóvenes de entre 15 y 24 años sufren mayor riesgo si se desplazan en turismos o vehículos de dos ruedas motorizados. En Francia, por ejemplo, más del 22 % de las víctimas mortales en 2019 se desplazaba en un turismo, y más de un 23 % circulaba en moto. En Chile, los jóvenes de entre 15 y 24 años rozaron incluso el 25 % de todos los motoristas fallecidos en carretera. Las causas principales se explican en el capítulo «Factor humano», como la mayor disposición al riesgo y la falta de experiencia combinadas con una sobrevaloración de las propias capacidades. En cambio, los peatones y ciclistas de este grupo de edades están expuestos a menores riesgos que la media, salvo en contadas excepciones. Esto se debe, entre otros factores, a la menor vulnerabilidad de la gente joven en comparación con las personas mayores, sobre todo. Sin embargo, es de esperar que aumente el riesgo de este grupo de edad debido a los cambios en el enfoque de la movilidad que se observan en muchos países y a las nuevas modalidades de transporte, sobre todo en el sector de los vehículos de movilidad personal (gráfico 7).

EL EXCESO DE VELOCIDAD Y EL CONSUMO DE ALCOHOL SON PROBLEMAS CLÁSICOS

EL PROMEDIO EN LA UE SIGUE SIENDO MÁS ELEVADO QUE EL DE OTROS GRUPOS DE EDAD

La tendencia eminentemente positiva también se confirma si nos limitamos a los estados miembro de la UE. Como expone el Consejo Europeo de la Seguridad en el Transporte (ETSC, por sus siglas en inglés) en su informe anual «PIN Report», la evolución de los últimos años refleja los grandes éxitos conseguidos en todos los países en los que se abordaron problemas «clásicos» como el exceso de velocidad o la conducción bajo los efectos del alcohol, o se emprendieron medidas o campañas de concienciación sobre el uso del cinturón y la correcta sujeción de los asientos infantiles. El endurecimiento de algunas disposiciones legales, como la limitación de la velocidad a 80 km/h en las carreteras francesas o a 50 km/h en las ciudades polacas también de noche (antes era de 60 km/h), en combinación con controles más rigurosos, multas más elevadas y una mejor formación, tuvieron efectos positivos sobre este tipo de problemas vinculados exclusivamente a hábitos conductuales. Salta a la vista que estos ámbitos son precisamente aquellos en los que los jóvenes principiantes arrojan resultados más bien negativos en comparación con usuarios viales de otras edades. En consecuencia, se ha constatado un considerable descenso del número de fallecidos jóvenes en las carreteras de la UE. En el «PIN Flash Report 41» publicado en octubre de 2021, el ETSC examinó expresamente el grupo de edades comprendidas entre los 15 y los 30 años.
El promedio de 67 víctimas mortales de entre 15 y 30 años por cada millón de habitantes sigue siendo claramente superior a la media de 49 de los demás grupos de edad en los 27 países de la UE. En 2010, esta proporción todavía era de 103 frente a 61. En Estonia, Rumanía y Hungría el porcentaje de jóvenes fallecidos fue ligeramente inferior al del resto de la población. Queda claro que la relación no solo depende del nivel de seguridad vial, sino también de factores como la composición demográfica, la relación entre población urbana y rural y los tipos primarios de participación en el tráfico. En general, la diferencia se reduce a medida que crece la seguridad en las vías públicas (gráfico 8).
Entre 2010 y 2019 se constatan mejoras, también, en la reducción del número de heridos graves en accidentes. Mientras que en la mayoría de los países analizados solo se lograron ligeros cambios para el resto de la población, en el caso de la gente joven las mejoras fueron sustanciales en algunos casos. Así, el descenso medio anual para el grupo de 15 a 30 años en los 21 países de la UE estudiados se situó en el 2,5 %, mientras que para el resto de la población se registró un aumento anual del 0,2 % (gráfico 9).
La enorme importancia del comportamiento de los participantes en el tráfico, es decir, del factor humano, frente a la tecnología y la infraestructura sale a relucir al comparar las cifras de siniestralidad mortal desglosadas por género. En relación con sus respectivos porcentajes sobre la población, en toda la UE fallecen más de cuatro veces más hombres jóvenes de entre 15 y 30 años en las carreteras que las mujeres de la misma edad. A pesar de que los hombres participan con mayor frecuencia que las mujeres en el tráfico debido a sus hábitos de movilidad, esta proporción está muy alejada del factor 4. En vista de esto, para aumentar la seguridad de la gente joven en el tráfico es indispensable poner a los hombres jóvenes en el punto de mira.
Salta a la vista que estos ámbitos son precisamente aquellos en los que los jóvenes principiantes arrojan resultados más bien negativos en comparación con usuarios viales de otras edades. En consecuencia, se ha constatado un considerable descenso del número de fallecidos jóvenes en las carreteras de la UE. En el «PIN Flash Report 41» publicado en octubre de 2021, el ETSC examinó expresamente el grupo de edades comprendidas entre los 15 y los 30 años.

PARA AUMENTAR LA SEGURIDAD VIAL, EL PUNTO DE MIRA DEBE DIRIGIRSE A LOS HOMBRES JÓVENES

ACCIDENTES EN ESTADOS UNIDOS

Al igual que en la mayoría de los países, el análisis de las cifras estadounidenses para el año 2019 señala una clara predominancia del automóvil — incluyendo furgonetas, camionetas descubiertas y SUV— entre los accidentes con consecuencias mortales. En Estados Unidos también se constata un porcentaje notablemente superior de hombres respecto a mujeres, aunque no tan acusado como en Alemania, por ejemplo. En total, el número de fallecidos en accidentes de tráfico de los respectivos grupos de edades por cada 100.000 habitantes fue al menos el doble que en Alemania; en el caso de las mujeres, esta divergencia esta aún más marcada. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en esta cifra influyen múltiples factores. Además de las diferencias en las infraestructuras y en la magnitud y estado del parque móvil, así como en la formación en autoescuelas, en las normas viales relevantes para la seguridad, en la tenacidad en los controles y en la persecución de delitos y actitudes frente al tráfico, el desempeño al volante también juega un papel importante. La muerte en carretera de 25 chicos de entre 21 y 24 años (inclusive) por cada 100.000 hombres de estas mismas edades supone la cota máxima de todas las franjas de edad (gráfico 10). A título comparativo, en Alemania se alcanza el máximo entre los hombres de 18 a 20 años (inclusive); en este caso, la cifra es de 11, aproximadamente.
En este contexto, los accidentes por consumo de alcohol juegan un papel esencial. El informe Traffic Safety Facts sobre accidentes mortales registrados en 2018, publicado por las autoridades americanas de seguridad vial NHTSA, señala que un 27 % de los conductores de entre 21 y 24 años analizados iban ebrios (con una concentración de alcohol en sangre de al menos 0,8). Ese extremado porcentaje no se refiere exclusivamente a los conductores fallecidos, ya que la víctima mortal puede ser también un acompañante o un ocupante de otro vehículo. En cualquier caso, sigue siendo un claro indicio de que hay un grave problema en este ámbito. El porcentaje entre los jóvenes de 16 a 20 años es del 15 %, y el de los de 25 a 34 años, del 25 %, es decir, la cuarta parte de todos los accidentes con consecuencias fatales.