Desde hace años, aproximadamente un 25 % de las muertes en carretera en todo el mundo corresponden a usuarios de vehículos de dos ruedas motorizados y no motorizados. La situación en la UE es similar: por ejemplo, en Alemania, en el año 2019 casi una tercera parte de las víctimas mortales en carretera fue consecuencia de un accidente de bicicleta o de motocicleta. A modo de comparación, en EE. UU., según los datos más recientes disponibles del año 2017, los conductores de vehículos de dos ruedas fallecidos representaban aproximadamente el 16 % de todas las personas fallecidas en accidentes de tráfico. Sin embargo, desde hace décadas, las cifras más altas de accidentes se registran en países en desarrollo y emergentes densamente poblados con una notable movilidad masiva sobre dos ruedas.
Si se considera el número de víctimas mortales en relación con el de vehículos matriculados, resulta evidente hasta qué punto los motoristas corren un mayor riesgo de fallecer en un accidente de tráfico en comparación con los pasajeros de turismos. Por ejemplo, en el caso de Alemania, el número total de motoristas fallecidos fue de 605 con 4,5 millones de motocicletas matriculadas, mientras que el número de pasajeros de turismos fallecidos fue de 1.364 con 47,7 millones de turismos matriculados. Esto significa que, por cada 100.000 vehículos matriculados, fallecieron 13 motoristas y 3 pasajeros de turismos. Si se tiene en cuenta el kilometraje de las motocicletas, signicativamente menor, la desproporción es aún más clara. Hace años, la Comisión Europea ya señalaba que la probabilidad de fallecer en el tráfico rodado por kilómetro recorrido es 18 veces mayor para los motoristas que para los pasajeros de un turismo. En el caso de los ciclistas, la Comisión calculó que esta probabilidad es 7 veces mayor.
Estas pocas cifras ya indican que sigue existiendo una gran necesidad de actuación con respecto a la seguridad vial de los conductores de vehículos de dos ruedas, especialmente, porque este tipo de movilidad tenderá a aumentar aún más en los próximos años. Esto se aplica a las motocicletas—tanto en los desplazamientos por ocio como al trabajo— y, en particular, a las bicicletas con y sin asistencia eléctrica. Según datos de la Asociación de la Industria de Vehículos de Dos Ruedas (ZIV), las bicicletas convencionales y eléctricas son el medio de transporte ideal para distancias cortas y medias; además, las bicicletas de carga—según la ZIV, en referencia a varios estudios— podrían asumir en el futuro casi el 50 % de todo el transporte motorizado de mercancías en las ciudades. No obstante, cuantos más ciclistas circulen por las calles, más dura será la batalla a la hora de repartirse el espacio de circulación disponible, que en muchas regiones del mundo sigue estando destinado especialmente a los desplazamientos en automóvil. También puede darse otro conflicto debido al aumento de la micromovilidad, es decir, los desplazamientos con vehículos de movilidad personal, como es el caso de los patinetes eléctricos o de los vehículos autoequilibrados como los segways.