PERÍODO DE PRUEBA PARA CONDUCTORES NOVELES: SUPERVISIÓN Y MEDIDAS DE INTERVENCIÓN PREVENTIVAS IMPLEMENTADAS EN ALEMANIA
En Alemania existe una secuencia de medidas en caso de que los conductores noveles cometan infracciones durante el período de prueba. Cuando se agotan todas las etapas y se comete una nueva infracción de las normas, este hecho representa un caso especial de inhabilitación legalmente establecido, que resulta en la retirada del permiso de conducir. En este sentido es necesario diferenciar entre infracciones graves (categoría A) y leves (categoría B) y especificar en detalle el concepto de «trastorno significativo». Se considera que una persona tiene un trastorno «significativo» cuando comete una infracción de la categoría A o dos de la categoría B. Entre las infracciones graves, es decir, conductas infractoras de la categoría A, se incluyen saltarse el semáforo en rojo o conducir un turismo a más de 21 km/h por encima de la velocidad máxima. Entre las infracciones leves, es decir, conductas infractoras de la categoría B, se cuentan conducir un turismo a una velocidad de hasta 20 km/h por encima de la velocidad máxima.
Durante el período en el que se encuentran a prueba, los titulares de un permiso de conducir están sujetos a una supervisión especial en el marco del sistema de tres etapas mencionado. Este sistema contempla las siguientes medidas correctivas: si el titular del permiso de conducir comete una infracción grave o dos infracciones leves durante el período de prueba, la autoridad competente en materia del permiso de conducción le ordenará que participe en un curso de sensibilización. Para los conductores que tienen problemas relacionados con el consumo de alcohol o estupefacientes, la participación en un «curso de sensibilización especial» impartido por psicólogos será obligatoria. Además de afrontar el pago de una multa y una prohibición de conducir de hasta tres meses, los infractores que todavía se encuentren en el período de prueba de dos años estarán obligados a participar en esta medida preventiva, pues se ha demostrado que la manifestación temprana de problemas relacionados con el consumo de sustancias al volante es un factor decisivo para la reincidencia. Negarse a participar en este curso implicará la retirada del permiso de conducir o la denegación de la solicitud para volver a obtenerlo. Los contenidos del curso se centran en motivar un cambio duradero en la actitud y el comportamiento respecto al consumo de alcohol y estupefacientes, y en ayudar a los participantes a que consigan cambiar su comportamiento. La competencia de los participantes se mejora empezando una autobservación (por ejemplo, elaborando un informe de consumo de alcohol), cubriendo lagunas en los conocimientos sobre el peligro y los efectos de las sustancias psicoactivas y mejorando las pautas de comportamiento.
SECUENCIA DE MEDIDAS EN CASO DE INFRACCIÓN DURANTE EL PERÍODO DE PRUEBA
Si tras completar el curso de sensibilización o el curso de sensibilización especial se comete una nueva infracción grave o dos infracciones leves dentro del período de prueba, la autoridad expedidora de los permisos de conducir formulará un apercibimiento por escrito en una segunda etapa. Además, recomendará al infractor participar en un asesoramiento de psicología vial en el transcurso de dos meses, a fin de identificar y remediar posibles deficiencias en la actitud en el tráfico rodado y el comportamiento vial seguro. En este contexto se suele realizar un análisis de los delitos cometidos, así como un balance de los puntos fuertes y débiles del conductor, que constituyen el punto de partida para una serie de medidas correctivas que permitirán mejorar las pautas de comportamiento en el tráfico.
Si una vez finalizada la segunda etapa se cometen de nuevo una infracción grave o dos infracciones leves, se procede a la retirada del permiso de conducir. Si se constatan deficiencias durante el período de prueba, en función de la frecuencia con la que se cometan las conductas infractoras, la ley puede llegar a contemplar hasta tres infracciones de tráfico graves y hasta seis infracciones de tráfico leves antes de que se considere al conductor como no apto y se le retire el permiso de conducir. En tal caso, el conductor afectado no podrá conducir ningún vehículo durante un mínimo de seis meses, período tras el cual deberá someterse a un examen médico-psicológico para determinar su aptitud para conducir. Con ello se valorará si se han producido cambios en los factores causantes del comportamiento inadecuado o si todavía persisten.
SISTEMAS DE VALORACIÓN PARA CONDUCTORES NOVELES: MÉTODOS, ACEPTACIÓN Y ÉXITO DE LAS MEDIDAS
Una manera para mejorar la seguridad de los conductores noveles y jóvenes consiste en el uso de sistemas de valoración en el vehículo. Estos sistemas favorecen el procesamiento de la información y contribuyen a evitar comportamientos no deseados y arriesgados al volante, pues supervisan el estilo de conducción y proporcionan valoraciones específicas sobre los comportamientos relevantes para la seguridad.
Los sistemas de valoración ayudan básicamente a filtrar las informaciones del entorno que pueden ser relevantes para la conducción, lo cual ayuda a anticiparse a situaciones de peligro inminentes. Se adaptan a las necesidades del usuario, intervienen en tiempo real, y recopilan y analizan datos de forma permanente. Se distinguen dos tipos de sistemas de valoración: los sistemas que activan el estado de alerta mediante retroalimentación y los sistemas de supervisión integral.
Los primeros se centran en comportamientos específicos, actúan de forma predictiva e intervienen o advierten al conductor en caso de que surjan determinados riesgos (cansancio, distancia respecto al vehículo precedente, velocidad). Un ejemplo puede ser cuando el conductor corre el riesgo de quedarse dormido al volante y el sistema emite una señal de advertencia instándole a que realice una pausa. Los sistemas de supervisión también analizan el comportamiento del conductor, aunque de forma retrospectiva, y seguidamente emiten una valoración. Para ello, registran también factores relevantes para la seguridad, como la aceleración, la velocidad, la posición dentro del carril, las distancias respecto al vehículo precedente...
A partir de estos datos brutos se analizan situaciones que pueden originar sucesos relevantes (para la seguridad), por ejemplo, una frenada brusca o el abandono del carril. En caso de rebasarse determinados valores límite, se decide en qué situación y en qué momento se ha llevado a cabo una maniobra arriesgada. Estos datos se recopilan, se sintetizan y se notifican al receptor correspondiente, que puede ser el conductor, un familiar, generalmente uno de los padres, o bien la compañía de seguros contratada para el vehículo. En ocasiones, las aseguradoras utilizan estos datos para calcular las primas del seguro. Por ejemplo, las denominadas tarifas «Pay as you drive» se rigen por el comportamiento del conductor al volante. Sería el caso de la tarifa «Telematik Plus» descrita en el capítulo «Accidentes» que ofrece la aseguradora alemana HUK-Coburg. Allianz dispone asimismo de una tarifa telemática similar denominada «Bonus Drive». Estas tarifas ofrecen a los conductores una bonificación que les incentiva a conducir de forma más segura con sus vehículos, lo cual mejora la seguridad vial general. Puesto que gozan de mayor experiencia al volante, los padres pueden servirse de las valoraciones para proporcionar consejos a sus hijos que les permitan mejorar su forma de conducir. En última instancia, gracias a las valoraciones, los conductores descubren también los comportamientos al volante que fueron seguros en una situación determinada o los momentos en los que se corrieron riesgos, de modo que pueden evitar estos riesgos en el futuro.
Por lo general, los estudios demuestran que el uso de estos sistemas de valoración consigue reducir los sucesos relevantes para la seguridad hasta en un 50 %. A pesar de que la relación entre los sistemas y la cifra real de accidentes de tráfico todavía no se ha investigado suficientemente, se observa una clara tendencia hacia los efectos positivos de los sistemas de valoración. La notificación simultánea de la valoración tanto al conductor como a sus padres resulta la opción más efectiva. Por lo general, resulta más eficaz que los padres reciban la valoración a que sea el conductor el único en recibirla.
MITIGACIÓN DE LOS INCONVENIENTES QUE REPRESENTA EL USO DE SISTEMAS DE VALORACIÓN
Sin embargo, el uso de sistemas de valoración suscita incertidumbre y temores que impiden que se utilicen de forma más extendida. Entre las principales reservas se cuentan la protección de los datos y la privacidad, así como la propia independencia, la falta de confianza y las limitaciones de la técnica, que hacen que el círculo de usuarios sea más bien reducido. Los jóvenes conductores temen, no sin razón, que sus padres utilicen estos sistemas para controlarles y castigarles. Este control se considera también una restricción de la libertad adquirida que supone poder conducir. Su uso puede asimismo perjudicar la relación con los padres. Pero el mayor obstáculo es su coste; aunque los padres que se preocupan por la seguridad de sus hijos están dispuestos a instalar los dispositivos necesarios.
Para poder superar los obstáculos e impedimentos asociados al uso de los sistemas de valoración, se recomienda mejorar y simplificar los requisitos técnicos para la instalación y el uso de los sistemas. Esto se puede conseguir, por ejemplo, con un manejo sencillo a través de una aplicación y con una interfaz de usuario intuitiva. Otra vía para mejorar la disposición a usar estos sistemas pueden ser los incentivos económicos, como los seguros «Pay as you drive» mencionados.
De igual modo, es necesario definir el rol de los padres, cuyo objetivo debe ser la mejora de la conducta al volante y no la penalización de los conductores jóvenes. Por último, los padres necesitan también una motivación para desarrollar su función y deben involucrarse en este proceso del mismo modo que durante la conducción supervisada. Dos aspectos de gran importancia son asimismo la protección de los datos y la protección de la privacidad de los jóvenes conductores. La recopilación de datos debe llevarse a cabo con transparencia para todas las partes implicadas: ¿qué información se recopila y para qué? Además, deben recabarse exclusivamente los datos necesarios y relevantes desde el punto de vista de la seguridad. Los datos GPS, por ejemplo, pueden recopilarse pero no deberían transmitirse a los padres, pues estos podrían utilizarlos para controlar a sus hijos. Otra vía que no debe pasarse por alto es la adopción de los sistemas de valoración a través de la legislación. De este modo, podría introducirse un marco reglamentario adecuado como, por ejemplo, el uso obligatorio de sistemas de valoración en el contexto de la educación vial, durante el período de prueba o en el modelo de permiso de conducir gradual.
LA REDUCIDA EFICACIA DE LAS SANCIONES
En la literatura especializada se encuentran pocas referencias sobre el vínculo evidente que existe entre la valoración y las reglas de la psicología educativa sobre cambios de conducta. Es sabido que la mejor manera de aprender es obteniendo resultados positivos. Cuando a una conducta determinada le sigue una recompensa, se denomina refuerzo positivo. En cambio, si se derivan consecuencias negativas, hablamos de refuerzo negativo. Tanto los refuerzos positivos como los negativos se traducen en un incremento de la frecuencia de la conducta. El conductor considera el refuerzo positivo como una recompensa, una reafirmación o un éxito, que desencadena emociones positivas como la alegría o el orgullo. El refuerzo negativo se percibe como un alivio, pues pone fin a un sentimiento desagradable, como el miedo o el aburrimiento. En cambio, el conductor percibe las consecuencias adversas derivadas de una conducta como un castigo, que reduce la conducta deficiente, creando un acondicionamiento aversivo.
EL CAMPO DE LA INTERACCIÓN DEL CONDUCTOR CON EL VEHÍCULO ENCIERRA TODAVÍA UN ELEVADO POTENCIAL DE DESARROLLO
Estudios de psicología educativa concluyen de forma consistente que la eficacia de las sanciones es más bien reducida, pues suelen reprimir la conducta únicamente de forma temporal, pero no consiguen erradicar la conducta inadecuada. Por este motivo, parece lógico premiar las conductas seguras de forma explícita e introducir una combinación de refuerzos positivos y negativos. Los siguientes ejemplos ilustran cómo podría ponerse en práctica esta estrategia.
Si un conductor no mantiene la distancia de seguridad respecto al vehículo precedente, el sistema podría emitir una señal acústica hasta que el conductor circule a la distancia mínima necesaria. Esto representaría un refuerzo negativo, pues la molesta señal acústica deja de emitirse. Si el conductor lleva a cabo un adelantamiento sin cometer ningún error y sin poner en peligro al resto de usuarios de la vía, podría recibir un elogio para reforzar que ha actuado conforme a la normativa de seguridad. Además de la valoración verbal, el conductor podría acumular también fichas de premio ficticias, que podría canjear posteriormente por cupones o por un tiempo de prueba más corto. Cuando empieza a oscurecer, el sistema podría emitir un aviso instando a la conexión del alumbrado. Si un conductor joven conecta las luces a tiempo y por iniciativa propia, esta acción podría premiarse con fichas. En caso de nevada o helada, una señal acústica o un aviso en la pantalla podría advertir al conductor de las condiciones de la calzada. Y si el conductor reduce la velocidad a la que circula, el sistema podría valorar positivamente esta acción con un mensaje, por ejemplo: «Has hecho bien en prestar atención».
RECOMPENSAR LA ADOPCIÓN DE UN ESTILO DE CONDUCCIÓN SEGURO CON REFUERZOS NEGATIVOS Y POSITIVOS
Estos son solo algunos ejemplos que ilustran el efecto directo que tienen las valoraciones positivas en la forma de conducir en una determinada situación. Además, también podría realizarse una valoración final y recapitulativa sobre el trayecto al llegar al destino. También podría premiarse a los conductores que completen rutas por carreteras comarcales sinuosas sin cortar curvas y respetando las limitaciones de velocidad. Así, podría aparecer un informe sobre el trayecto en la pantalla que ilustrara las situaciones positivas y negativas que han ocurrido durante la marcha.
Conclusión: para proteger la vida y la integridad física en el tráfico rodado, es necesario comprobar constantemente y, en caso necesario, optimizar las disposiciones en vigor sobre seguridad vial a fin de garantizar su eficacia. A este respecto, parece que la asistencia técnica a los conductores jóvenes en su difícil camino hacia la formación de hábitos de conducción seguros encierra todavía un potencial considerable de desarrollo en el capítulo de la interacción del conductor con el vehículo, que debe aprovecharse en el futuro. Cabe señalar también que predicar constantemente acerca de la seguridad vial no basta para que las personas se conviertan en perfectos conductores. En este ámbito del comportamiento, las lecciones también se aprenden mediante la acumulación laboriosa de experiencia, cometiendo errores y aprendiendo de ellos con el fin de mejorar de forma sostenible la conducta que ha incitado los errores. Este es pues un camino complicado, que resulta menos arduo a medida que se van acumulado conocimientos empíricos y que puede adaptarse de forma inteligente y en función del grupo destinatario. En el capítulo que lleva por rúbrica «Tecnología» abordaremos con más detalle cómo en el campo de la interacción del conductor con el vehículo, además de los sistemas de valoración para jóvenes conductores, los sistemas avanzados de asistencia a la conducción cobrarán en el futuro un papel cada vez más importante para seguir mejorando la seguridad vial.