En caso de lluvia, aumenta el riesgo de accidente

17 dic 2019 Noticias y acciones
Conducir en condiciones de escasa visibilidad debido a la lluvia y la niebla conlleva numerosos peligros que incrementan el riesgo de sufrir un accidente. Nos encontramos en circunstancias desfavorables, por ejemplo, cuando el alcance de la visibilidad se reduce drásticamente o en caso de proyección de agua de otros vehículos. Por este motivo, los expertos de DEKRA aconsejan adaptar la velocidad de marcha y la distancia respecto a los demás vehículos, así como circular con las luces de cruce encendidas y, por supuesto, los limpiaparabrisas activados. Además, hay que tener presente que en la oscuridad la luz puede crear reflejos en la calzada, sobre todo, a contraluz, lo que puede dar lugar a situaciones de tráfico críticas. Para evitarlo, debemos circular de forma controlada y guardando una distancia de seguridad suficiente. Y, si llueve a cántaros y el alcance de visibilidad se reduce drásticamente, lo más recomendable puede ser incluso parar y esperar a que amaine la tormenta.
Asimismo, tampoco debemos olvidarnos de que, con lluvia, las distancias de frenado son mucho mayores. Al frenar circulando a 80 km/h en una calzada seca, un turismo necesita unos 31 metros para detenerse. Sobre una cazada mojada, puede que el vehículo (dependiendo de la profundidad del perfil de los neumáticos) no se detenga hasta los 50 metros, o incluso después, debido a que la fricción es menor. Por ello, también es importante moderar la velocidad. Esto es esencial en caso de visibilidad limitada.
Cuando se acumulan varios milímetros de agua sobre la calzada, como ocurre con las rodadas, los conductores que circulan a velocidades elevadas deben contar además con el aquaplaning. Este fenómeno se produce cuando se forma una cuña de agua bajo las ruedas delanteras que imposibilita la conducción del vehículo. En neumáticos con un perfil de más de tres milímetros de profundidad, este efecto puede producirse ya a los 80 km/h. Si nos ocurriera, debemos levantar el pie del acelerador de inmediato, pisar el embrague y mantener derecho el volante hasta que los neumáticos recuperen la adherencia.