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26 abr 2019 Infraestructuras
Los capítulos anteriores de este informe han dejado claro que el factor humano y la tecnología automotriz tienen una importancia fundamental para la seguridad vial. No obstante, una infraestructura funcional y eficiente es igualmente indispensable, especialmente, en lo que respecta a la seguridad vial infantil. Una de las principales prioridades es la utilización de medidas relacionadas con la construcción de carreteras y la regulación del tráfico para reducir al mínimo el riesgo de accidentes y, en el mejor de los casos, excluir por completo determinados escenarios de accidentes. En lo que respecta al diseño del entorno vial, se deben tener en cuenta, dentro de lo posible, las capacidades y las limitaciones del comportamiento infantil.
Por ejemplo, para seguir mejorando la seguridad en el tráfico urbano, muchas ciudades y municipios alemanes crearon hace años zonas de tráfico restringido en las que se debe circular a velocidad de peatón y donde los peatones, usuarios de bicicletas y conductores de vehículos a motor deben tratarse con consideración. También existen zonas de este tipo denominadas «zonas de encuentro» en las que no está permitido circular a más de 20 km/h. Las zonas de tráfico restringido se introdujeron en Alemania a finales de los años 70 y están reguladas en el Código de Circulación alemán desde 1980. En Europa rigen normativas similares a la alemana en Austria, Francia, Bélgica y Suiza, por ejemplo.
No obstante, hay que tener en cuenta que estos conceptos no son una panacea. Si se utilizan de forma apropiada, contribuyen de forma valiosa a mejorar la seguridad vial: se puede reducir el número de vehículos que utilizan vías alternativas como atajos, se descongestionan zonas críticas frente a guarderías y escuelas y se crean espacios seguros para los peatones y, especialmente, para que puedan jugar los niños. No obstante, la existencia de demasiadas zonas de tráfico restringido también conlleva riesgos. Resulta difícil transmitir a los niños que crecen en ellas los peligros del tráfico fluido. Si transfieren su comportamiento habitual «a la puerta de casa» a las calles de otras zonas sin restricciones, se pueden producir situaciones peligrosas. Además, como la obligación de circular a velocidad de peatón también se aplica a los usuarios de bicicletas, estos deben renunciar a atractivas rutas que ofrecen una alternativa a las calles principales dominadas por los vehículos a motor.

Más seguridad de camino a la escuela

En particular, en las proximidades de guarderías y escuelas, también es importante llevar a cabo medidas infraestructurales eficaces, por ejemplo: construir aceras y carriles bici seguros o establecer límites de velocidad y zonas 30 para el tráfico a motor. Las pantallas luminosas han demostrado ser muy efectivas en este contexto. Con ellas se muestra a los conductores su velocidad actual, a la que se añade, por ejemplo, el símbolo de una cara con gesto sonriente o triste. La experiencia demuestra una y otra vez que la advertencia directa sobre un comportamiento incorrecto unida a un indicador emocional, o el elogio directo y visible para los demás por haber respetado la velocidad máxima permitida, suelen ser más efectivos y sostenibles que las multas por exceso de velocidad, especialmente, cuando se trata de infracciones menores.
En este contexto, resulta interesante un proyecto del Instituto Fraunhofer para Sistemas de Tráfico y de Infraestructuras (IVI, por sus siglas en alemán). El proyecto, galardonado con el Premio Alemán de Movilidad de 2017, se denomina «FAPS – Fraunhofer IVI Accident Prevention School» y se centra en los peligros de los accidentes en el camino diario a la escuela. La idea del proyecto consiste en confrontar a los niños con escenarios reales de accidentes en las inmediaciones de su escuela con el fin de concienciarles sobre las situaciones de peligro. El objetivo es evitar accidentes mediante un comportamiento previsor. Para ello, el Fraunhofer IVI utiliza las posibilidades de los datos inteligentes: teniendo en cuenta la ubicación geográfica de la escuela participante, se extraen datos precisos de las bases de datos de accidentes de las autoridades y se ponen a disposición del proyecto. Con el fin de lograr el mayor efecto de aprendizaje posible, los niños estudian las situaciones típicas en las que podrían ser víctimas de un accidente, la ubicación de puntos con alta probabilidad de accidentes en el entorno de su escuela, el riesgo especial de accidentes para peatones, ciclistas, niños y adolescentes, así como las relaciones visuales en el desarrollo de los accidentes en un espacio virtual.
En vista de que la educación en materia de seguridad vial durante la etapa primaria y secundaria aún tiene posibilidades significativas de mejora —tal y como indicó el Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte (ETSC, por sus siglas en inglés) en su informe publicado en enero de 2019, «The Status of Traffic Safety and Mobility Education in Europe»—, no se puede subestimar la importancia de un proyecto como «FAPS – Fraunhofer IVI Accident Prevention School», en el que se emplean medios modernos y se anima a una participación activa. En este contexto, las ciudades y los municipios de todo el mundo deberían seguir dedicando esfuerzos a elaborar planos de los caminos escolares. Estos planos, realizados por lo general en colaboración con la policía, las autoridades de tráfico y los colegios, recopilan de forma sistemática puntos de peligro e información importante para la elección del camino a la escuela. Por ejemplo, incluyen los puntos de cruce apropiados, los lugares especialmente peligrosos, la gestión del tráfico en determinadas calles, las paradas de autobús y tren, los pasos de cebra, los semáforos, las medianas y otras medidas estructurales, las ubicaciones de los guardias de cruces escolares o los obstáculos visuales en las zonas de paso, por ejemplo, coches aparcados, setos y árboles.

Cuidado con las paradas de autobús

Cuando hablamos de accidentes de camino a la escuela, no debemos olvidar las cercanías de las paradas de autobús y de los autobuses escolares, ya que en estos lugares también se producen situaciones peligrosas constantemente. Con algo más de precaución por parte de los niños y de consideración por parte del resto de usuarios de la vía pública, muchas de estas situaciones, a veces críticas, podrían evitarse, especialmente porque los autobuses escolares en la mayoría de los países están señalados como tales. Esto abarca desde los vehículos diseñados especialmente para el transporte escolar —de colores llamativos, fáciles de reconocer y con numerosos elementos de advertencia, como los que se utilizan, por ejemplo, en Norteamérica y Sudamérica, Australia, Nueva Zelanda o África— hasta los autobuses «normales» que también se utilizan para el transporte no escolar. Por ejemplo, en Alemania, los autobuses escolares y los vehículos que en ese momento se utilizan para el transporte escolar deben llevar una señal correspondiente en la parte delantera y trasera. Su efecto no debe verse afectado por otros rótulos o imágenes. Además, el artículo 20 del Código de Circulación alemán (StVO, por sus siglas en alemán) estipula que, de forma general, los conductores de vehículos a motor deben circular con precaución al pasar junto a autobuses, tranvías y autobuses escolares identificados como tal y detenidos en una parada, incluso en sentido opuesto. En otros países, está prohibido por lo general conducir junto a autobuses escolares detenidos, en ambos sentidos de circulación.
En Alemania, de acuerdo con la normativa, no está permitido adelantar a los autobuses de pasajeros ni a los autobuses escolares señalizados cuando estos se aproximan a una parada de autobús y han encendido las luces intermitentes de advertencia. Si están detenidos junto a la parada y mantienen encendidas las luces intermitentes de advertencia, de acuerdo con el Código de Circulación alemán, solo se puede circular junto a ellos a velocidad de peatón y a una distancia tal que no haya peligro para pasajeros ni peatones. El tráfico en sentido contrario en la misma calzada también debe respetar la velocidad de peatón. Además, esta normativa se aplica también a todos los autobuses urbanos, no solo a los autobuses escolares. Por lo general, al circular junto a autobuses escolares, los conductores de vehículos a motor deben estar siempre preparados para frenar y ajustar su velocidad con el fin de minimizar de antemano cualquier peligro para los niños.
Por supuesto, los niños también deben observar algunas normas. La norma más importante es: no cruzar nunca la calle por delante o por detrás de un autobús parado. Lo más seguro es esperar hasta que el autobús se haya marchado. Solo entonces se puede ver realmente si la calzada está libre y se puede cruzar sin peligro. Para que las situaciones de peligro no lleguen a producirse, también es importante planear suficiente tiempo para el trayecto hacia el autobús. Una persona que llega tarde tendrá la tentación de correr para cruzar la calle rápidamente sin prestar atención al tráfico y, de esta forma, se pondrá en peligro.
También se requiere precaución mientras se espera en la parada. Quienes esperan deberían permanecer por lo menos a un metro de distancia del bordillo, ya que el autobús puede bascular ligeramente al llegar a la parada y cuando la abandona. Si la parada cuenta con rejas como medida de seguridad, los más impacientes también deben esperar tras ellas para no quedar atrapados entre esta protección y el autobús. Al subirse al autobús, el lema es: dejar bajar antes de subir. Tampoco se debe empujar, ya que es muy fácil que alguien se tropiece o incluso se caiga.
Para ilustrar las normas de comportamiento más importantes al viajar en autobús, DEKRA utiliza desde hace años en Alemania un autobús de piso bajo como vehículo de formación. Con un maniquí para simulaciones de accidentes y otros equipos se muestran, por ejemplo, los peligros asociados con un frenado fuerte y los riesgos de acercarse demasiado a las ruedas del autobús.

Seguridad «para llevar»

Partiendo de unas infraestructuras de la mayor calidad posible con calles bien cuidadas y suficientemente iluminadas, controles de velocidad en puntos de peligro, una señalización apropiada en el entorno de guarderías y escuelas, y muchas otras medidas, los niños también pueden contribuir a su propia seguridad en el tráfico rodado: por ejemplo, vistiendo ropa de colores llamativos con elementos retrorreflectantes y usando también estos elementos en el calzado y las mochilas escolares. Así, será más fácil para los conductores reconocer a los niños, especialmente, durante el crepúsculo, en la oscuridad o con la luz tenue del otoño.
DEKRA inició ya en 2004 una medida sencilla pero muy efectiva para proteger a los niños en el tráfico rodado: la acción «Sicherheit braucht Köpfchen» («Seguridad con cabeza»). En el marco de esta iniciativa, numerosas sucursales de la organización distribuyen gorras de seguridad de color rojo vivo, sobre todo a los alumnos de primero de primaria, y al mismo tiempo se proporciona información a los niños sobre los peligros y el comportamiento apropiado en el tráfico rodado. Las gorras aportan una seguridad doble: durante el día, el color rojo vivo permite que los conductores estén más atentos a los niños; durante el crepúsculo o en la oscuridad, la franja luminosa reflectante permite que sea mucho más fácil reconocerlos. Desde el año 2004 se han repartido en Alemania unos 2,5 millones de gorras y ya hay filiales internacionales de DEKRA que participan en la acción, como ocurre por ejemplo en Suecia, Polonia, Austria, República Checa, Eslovaquia o Sudáfrica. Además, también hay una versión para las épocas frías del año. Así, no solo se podrá ver adecuadamente a los niños, sino que estos también mantienen las orejas calientes.
La diferencia es decisiva: gracias a la ropa con elementos retrorreflectantes, es fácil ver a las niñas de la imagen derecha, también en la oscuridad. En cambio, sin elementos de este tipo, como en la imagen de la izquierda, se verían con dificultad y posiblemente demasiado tarde, con todas las consecuencias que ello entraña.